Desde el momento en el que los sms nos permitieron ligar a porta gayola, sin que los pretendientes tuvieran que llamar a casa y preguntar a nuestros padres si podíamos ponernos, se abrió una puerta por la que cabría King Kong, abrazado a Godzilla y a lomos del caballo de Troya.
Mezclamos los sms con hotmail y los chat y después llegaron las redes sociales, los smartphone y un aluvión de aplicaciones que si los pilla Casanova no se salva ni el apuntador.
Esta semana Durex decía que iba a lanzar una aplicación móvil que iba a revolucionar la vida en pareja...
Si os ha dado pereza ver el vídeo, os lo resumo: no hay nada mejor para la vida sexual que apagar el pu** teléfono.
A mí me parece impensable dedicarle más tiempo a una red social que a un buen ratito de arrumacos y variantes, pero os dejo que me lo recordéis cuando lleve casada diez años, por si acaso.
Igual este consejo no viene mal para las parejas que entran en la rutina, pero vamos a ser sinceros, las posibilidades que nos da un smartphone para conocer gente nueva, para ligar, para quedar y simplemente darse un homenaje carnal, son amplias y para todos los gustos.
He hecho una búsqueda rápida de aplicaciones y casi me muero de una risa, desde aplicaciones para calendarizar y puntuar las relaciones, hasta las que hacen un mega mapa de sitios donde la gente se lo acaba de montar, pasando por juegos para pareja, retos de Kamasutra, sobrevivir a la distancia (aquí un post de S Moda), o el equivalente del vibrador selfie para vaginas, que por lo visto ha triunfado esta semana, y cuyo resultado espero que no compartáis en Instagram.
Del teléfono parece que ya no nos separa ni una clínica de rehabilitación japonesa. Usadlo, ligad, disfrutad...¡pero apagar para consumar!
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