La boda italo-china
junio 19, 2007En general toda boda termina con alguna anécdota, pero la fusión cultural ya es una anécdota en sí.
Antes de la boda los novios visitan París, para dar las invitaciones y las bolsitas de dulces a la familia china.
La boda se ha preparado en tres meses. Comienzan a llegar los invitados (Milán, Girona, París, Firenze, Madrid, Cremona....)
Y llega el gran día.
A las 7 de la mañana estaba en pie, a las 7´15 vestida y arreglada.
Comienza el rito chino.
El novio debe ir a la casa de la novia a buscarla y después llevarla a la que será su casa común, se comen y beben alimentos tradicionales y después se va a comer.
La casa llena de símbolos rojos que simbolizan el matrimonio.
Para beber el té y para el desayuno bolitas de sésamo con agua caliente muy azucarada.
Miles de fotos en todas las posturas y localizaciones y parte de los invitados como público.
Claro que en este caso antes de comer se introdujo la tradición occidental, se fue al ayuntamiento a casarse, intercambiar anillos y firmar en el registro.
Previo paso por el detector por ser un edificio importante.
Él de traje y ella de blanco (guapos, guapos)
En la plaza antes de entrar y unirse en matrimonio una escena muy kitsch, más bien como un episodio de dibujos chinos.
Ella y él corren en la plaza, hasta encontrarse y fundirse en un abrazo....
Llega la hora del banquete (al mediodía menú italiano), pero también con elementos chinos.
Los vinos Chianti se mezclan con el zumo de coco importado de China
No se corta liga ni se cortó la corbata del novio, pero no faltaron gritos, aplausos, discursos llenos de vino, una mesa rota, mi vestido lleno de tinto, bebidas del tirón al "gambié"....
Por la noche llega la cena china, en un restaurante tan tan chino que parecía de un parque temático, (esta vez vestido de calle), como menú varias delicatessen:
medusa con fresas, salmón crudo, gambas crudas, un postre de sésamo con coco...
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