Mi gordi y yo

Os voy a contar la historia de mi Gordi, que no es un novio, ni un noviete con apodo cariñoso... es mi hámster que en paz descanse.
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SÍ, ya se que hablar de mis mascotas es un show pero esta historia tengo que compartirla con el mundo...
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Todo empezó aquel 1 de marzo cuando unos amigos de mi hermana le regalaron un hámster y mi madre decidió no colgarlos de un pino y aceptar mascota. 
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Gordi vivía feliz en una jaula de dos pisos, con todas las comodidades, pero un día el peligro empezó a acecharle. A mi hermana le pusieron un parche para tratarle la vista y se le iban las líneas de la jaula al lavarla, así que dijo :
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-Lo devuelvo a la pajarería.
.Y yo pensé: pobre Gordi, después de una vida de lujos en una jaula de dos pisos, no puedo dejar que viva hacinado en un cuchitril, compartiendo cuarto con desconocidos y acabando en manos de Dios sabe quién!
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Así que adopte a Gordi, con sus cosas buenas, como esa sonrisa y esa forma de rascarse sus mofletillos. Y sus cosas malas, esa costumbre de escaparse por las noches y obligarme a casi llamar a Lobatón más de una mañana para encontrarle.

Y el coñazo de limpiar la jaula, que sinceramente, Gordi era muy suave y muy rico, pero la jaula daba un asco que ni os cuento.
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Y vivimos una vida feliz hasta que una tarde al llegar a casa...
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Nooooooooooooooooooooooooooo
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¡Gordi estaba tieso en su jaula! (Disgustazo, disgustazo, disgustazo)
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Así que antes de darme el berrinche pensé, Rosquilla, Rosquilla, ¡primeros auxilios!, y cogí a Gordi entre las manos, le puse al lado de la calefacción, masaje cardiaco y de repente, Gordi se movíaaaaa (haced la ola, por Dios, que esto fue apoteósico y verídico)

.Y mi Gordi revivió. Convencida estoy de que aquello fue una embolia, porque desde aquel día se quedó ciego y cojo del mismo lado. Así que el resto de sus días fueron solo lujos y cuidados intensivos, comidas especiales y cariñitos.
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Y el verano después, Gordi nos dejó y ahí está enterrado en mi parcela, con su crucecilla y todo y su lápida de piedrecillas. El día que la vendamos me toca exhumar el cadáver.
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En fins, Gordito, te echo de menos.  
Anónimo dijo...

y yo añado que despues de él no hubo en casa más mascotas...todavía estamos traumatizados de la penita....

mamy

A. S. Pérez dijo...

Nadie sabe lo que duele perder a un ser querido hasta que pasa, por que una mascota es un ser querido aunque no sea humano. Y a mi por ejemplo si me dan a elegir, prefiero que se muera mucha gente antes que mi mascota.

El problema es que la mayoría de las mascotas viven menos que nosotros, al margen de que tengqan un accidente o se pongan mal por alguna enfermedad. O sea, que hay que estar preparados :)
Besos

Rosqui dijo...

jijjiijiji la siguiente experiencia fue la de los peces...esa os la contaré otro día jajajaja!!

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