El chico del andén.

Os voy a contar una anécdota que es una parida, pero necesito contársela a alguien para salir de mi estupefacción.
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Cuando yo era una joven e inocente Rosquillita, en sus primeros años de universidad, día tras día cogía el metro en la misma parada (próxima estación, Palos de la Frontera, atención estación en curva...)
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Bien, vayamos a los hechos... Cada mañanita me encontraba en el arcén con el mismo tío, llenito de piercings y tattoos y cada mañanita pensaba, ummm.
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Después de muchas miradas furtivas, un día acabo con unas amigas en una fiesta de argentinos. Din, don, se abre la puerta y, ¡perdona?, aparece mi hombre tatuado.
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En medio de la fiesta, el tipo me dice que le gustaría conocerme más. ¿Será el destino?, ¿será una casualidad? Quiero que sepáis dos cosas, que este tipo de sucesos se dan en mi vida con cierta frecuencia y lo segundo y más importante, que me quedé muerta de la vergüenza, así que no os comáis mucho la cabeza, no hubo historia, me pilló además en una época muy chunga, así que me rajé como una campeona. 

Y casualidades de la vida, enciendo esta noche la tv y ¿quién está en pantalla? Pues eso, mi hombre tatuado.
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El jovenzuelo ha evolucionado y ahora no solo se tatua y lleva piercing, sino que se dedica a la suspensión corporal, eso de atravesar el cuerpecín con ganchos atravesando la piel y suspenderse en el aire. En fin, menos mal que aquella noche me rajé, porque ¿hubiera terminado rajándome voluntariamente? 
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Anónimo dijo...

Me ha gustado que hayas compartido esta experiencia. La verdad es que cuando echamos la vista atrás nos sorprendemos a veces de los gustos que teníamos en el pasado, además de la sorpresa que nos llevamos cuando vemos a esa persona después de mucho tiempo y llega uno a la conclusión: "Me lo perdí, qué lástima" o "buff, menos mal".

No te imaginaba como una persona tímida, la verdad, me ha sorprendido. Aunque claro, me imagino que ya no lo eres tanto como antes.

El mundo está lleno de estas pequeñas historias. Me gusta y es muy bonito enterarte de las mismas.

Un beso y cuídate dama.

Rosqui dijo...

La verdad es que no suelo hablar mucho de mi vida más privada en el blog, pero me quedé tan asombrada que había que contarlo!
Pues si, jejejej soy bastante timidilla, eso si, timida selectiva, para unas cosas me muero de vergüenza y para otras estoy como una cabra :)

Muakkkks

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