Haciendo Canoping. Una de multiaventura

Este finde nos hemos ido de cumple de Rubén al campito y he hecho canoping, que suena a práctica sexual interesante, pero no, se trata de un parque acrobático entre árboles.
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Solo puedo deciros que con el vértigo que tengo, me siento realizada como persona y como descendiente del mono.
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El circuito está a 4.5 metros del suelo, que no es mucho si eres el Gigante Verde, pero para mÍ es una pasada.
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El monitor todavía debe estar riéndose en su casa de mis caras de ¿quién me presta una escalera, para bajar del madero, para quitarme el arnés y poner los pies en el suelo? (nueva versión de la saeta)
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Una de las cosas más importantes a saber, es que si empiezas el recorrido, ¡tienes que terminarlo! La única oportunidad de bajarte es antes de pasar al nivel superior a 7.5 metros, pero antes de eso hay que pasar tormentos como:
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Los columpios de tronquitos. Un tronquito sujetado con cables, otro tronquito, otro tronquito y superando el balanceo te vas soltando para pasearte entre uno y otro.

Los pasos de mono. Un cable para deslizar los pies y otro superada la cabeza para agarrar con las manos.

La liana. Esto no tiene mucha miga, como Tarzán. Solo que engancharte a la cuerda tiene su trama.
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Y pruebas muy graciosas en las que pasas por túneles de madera, la tirolina, puentes de maderita que parece sacados de una peli de Indiana...
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La conclusión es que tengo agujetas en músculos del cuerpo que no sabía que tenía y que nunca me habían temblado la piernas de semejante manera.
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Me lo pasé bastante bien, quitando un par de momentos en los que no paraba de decir a Polo desesperadamente:

-Tío, que no, que no soy capaz, por favor ayúdame.
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Decir esto a casi 5 metros, apoyada en un cable, sabiendo que no te puedes bajar y que el otro no te puede ayudar, es una experiencia.
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Pues bien, no me arrepiento de haberme rajado al llegar al nivel superior, yo ya me sentía realizada, y disfruté muy tranqui desde el suelo, viendo cómo las pruebas se ponían cada vez más chungas y cómo Polo flipaba cuando descubría que entre árbol y árbol, ya no había plataforma, que ya no había colchonetas y que el equilibrio ya era digno de trapecistas.
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En fin, os lo recomiendo muy, mucho, porque soy una osada y aprovecho para hacerme fan públicamente de los monos, los trapecistas, los superhéroes, los paseos de los Cullen por los cielos, los bomberos, los escaladores y los ladrones a lo Spiderman.
Goetha dijo...

Es que eres demasiado divertida, en serio. Me obligaste a twittear alguna porque es que me estaba partiendo de la risa (menos mal que estaba solo).

Yo también tengo vértigo aunque no puedo indicarte una distancia aproximada a partir de la cual me empiece el "yuyu". A veces con 5 metros es suficiente y en otras ocasiones con 20, por ejemplo, estoy "bien". Algo un poco raro.

Creo que esas cosas vienen muy bien para ir ayudando a que uno lo pueda ir superando poco a poco sin que te de un mayor trauma si cabe.

Yo "escalé" rocódromos cuando era pequeño y la experiencia fue "positiva" a excepción porque me fastidié la cadera (por no poner otra palabra) porque un inepto se chocó conmigo (sí, yo soy perfecto, jajaja).

Además tampoco sabía que tenías vértigo. Me encanta aprender cosas nuevas de ti.

Muchas gracias por contar tus anécdotas, me gustan bastante. Un beso gordote guapa :)

Me quedan aún 3 entradas más por leer pero seguro que igualmente me encantarán.

Rosqui dijo...

Goetha!! pues si! jajajaj un vértigo de los buenos! más risa te hubiera dado verme!!! dioooos me temblaban hasta las pestañitas!!!
Un besazo!!

Lino! después de esta experiencia puedo prometer y prometo que nunca volveré a reirme viendo humor amarillo jajajajaj!
Muakks

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