¡Cuatro meses en Colonia!

En el último capítulo, allá por el pleistoceno, os dejé cagándome en la puta madre que parió a Panete, por haber terminado en Colonia. 

Cuatro meses después y tras responder unos tres millones de veces ¿y cómo huele Colonia?, doy mi batalla por concluida. Colonia y yo hemos firmado la paz: yo Rosquilla del Kas (acá Vallecas, mi territorio madrileño) declaro mi alianza con Renania del Norte, estado de Westfalia. Es inviable llevarse mal, con un sitio que se llama como si viniera de un capítulo de Juego de tronos. 

No amigos, no hay milagros en esta adaptación, ni maromo alemán al que agradecer mi reconversión en ciudadana feliz. Lo que hay es un esfuerzo mental monumental, para levantarme cada mañana pensando: no decapitarás al prójimo. Con esa necesidad imperiosa de recordarte, que deberías hablar alemán, porque vives en Alemania, detalle que obviamente se les olvida, en cuanto ponen sus rosados piececitos, en tierras mallorquinas o Alicante. 

Por lo demás, Colonia nunca estará en la lista de ciudades que me enamoran, pero me gusta vivir aquí, es cómoda, limpia, segura y debajo de esa pinta de rigidez alemana, hay una capilla subterránea de jarana, que obviamente, se me enamora el alma, se me enamora. 

Además, de todos los trabajos que he hecho, este es el más relajado de mi vida, junto a aquella época en la que vendía polvorones, o aquellos días en los que me contrataron, para pegar circulitos en un cartoncillo para insertar un CD, o mis pinitos como modelo de peluquería...
Estoy divagando, volvamos, se me había olvidado lo gratificante que es meterse en la cama, sin trabajo atrasado. Echo la vista atrás y la época del marketing, de las oficinas, de las rutas con niños, me parece de una vida lejanísima. 

Exceptuando que encontrar casa definitiva es una locura en esta ciudad, me doy por acomodada. Me falta detalles pequeñitos, como que si me pongo mala todavía no tengo ni put* idea de cómo funciona mi médico, o el tormento de conseguir un papelito que acredite que no tengo deudas en el banco, o registrarme en la ciudad, con mi buen formulario en alemán. Por lo demás, tengo amigos, tengo curro y aquí hay una excelente combinación de comida basura y comida sana. 

Amigos, (salvo giro last minute en la historia) fin del drama. 


Designed By OddThemes | Distributed By Blogger Templates