Llegas a la discoteca, la música te envuelve con su ambiente, decenas de personas corean al unísono una canción moviéndose al mismo compás.
Esto... No.
Una discoteca silenciosa (silent disco) es todo menos lo que estás acostumbrado a experimentar.
Lo primero es ponerte los cascos, y elegir qué canción quieres escuchar cada momento. Los cascos cambian de color según el canal que has elegido, así que ahí te ves, pasando de Queen a Miley Cyrus según te lo pida el cuerpo.
La sensación mola mucho como algo que probar, pero es una locura. Es como tener siempre la sensación de querer saber que oyen esos que están saltando tanto, así que cambias de canal, saltas con ellos, pero de repente otro color salta más alto, y tú vuelves a hacer zapping buscando la mejor música.
También hay momentos de vacío, como en la disco normal cuando te ponen esa canción que no te gusta, solo que en este caso, la queja es más grande: - ¡Tanto canal para esto!
Es como cuando viajas en el AVE y piensas: ¿En serio Renfe?, ¡compra un CD aunque sea de gasolinera!
Visualmente es genial ver cabecitas saltando con los cascos de colores, pero acústicamente quitarse los cascos es la peor idea del mundo mundial: una disco entera coreando tres tipos diferentes de música en el silencio de una sala. En los momentos álgidos podríamos parecer un casting para un loquero.
No es solo lo que se oye, ver a la gente bailar tres tipos de música distinta, de forma simultánea, debería darse recetado por el médico como terapia.
Una Silent Disco (fuera de pista), suena así:
Silent Disco, ¿sí o no?
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